La seguridad de los tanques de buceo se basa en varias medidas de protección, las cuales detallo a continuación:
Por su Diseño: Los tanques están diseñados con un margen de seguridad considerable. Por ejemplo, un tanque con una presión de trabajo de 247 bares se diseña y prueba para soportar hasta 362 bares, lo que representa un 46% más de su presión de trabajo. En caso de que la presión exceda este límite, los tanques cuentan con una válvula de seguridad que libera el aire de manera controlada para evitar explosiones. Estas válvulas se calibran a la presión máxima segura.
En su Operación:
- Prueba Hidrostática: Antes de ser llenados, los tanques deben pasar una prueba hidrostática que tiene una vigencia de 5 años. En esta prueba, se llena el tanque con agua y se lleva a la presión máxima de diseño para garantizar su resistencia.
- Prueba Visual: Se debe realizar anualmente, consiste en inspeccionar el interior del tanque para detectar corrosión, contaminantes u otras deformaciones. Se utilizan métodos electrónicos para detectar grietas invisibles.
A pesar de estas medidas, es importante tener en cuenta que un tanque puede dañarse hasta el punto de explotar en situaciones extremas, como accidentes viales o caídas desde alturas significativas. Por lo tanto, se deben manipular con cuidado y respeto, ya que pueden representar un riesgo potencial. Se han registrado accidentes en el pasado, especialmente con tanques de aluminio de una aleación específica (6351-T6), por lo que se recomienda evitar estos tanques cuando sea posible.
En resumen, es fundamental tratar los tanques con respeto y seguir todas las medidas de seguridad para disfrutar de buceos seguros.